Vacunar un árbol, a diferencia de las técnicas tradicionales de fumigación, reduce, en cada ejemplar, un 66 por ciento el consumo de productos fitosanitarios.
La fumigación de jardines ha dejado de ser una problemática ambiental gracias a las vacunas para árboles: una alternativa ecológica y sostenible, que mediante una inyección en el tronco, mata plagas, reduce costes y mitiga la huella de agua y carbono a su mínima expresión.